martes, 8 de junio de 2010

El riad: Dar el Qadi



Un punto importante en la SEMANA MARROQUI es el alojamiento. Yo tenía claro que me quería alojar en un riad, en lugar del típico macro-hotel turístico a pensión completa, en la ciudad nueva o en las afueras, que me los imaginaba como un pastiche de decoración falsa y presuntuosa. Los riads podrían asemejarse a lo que aquí son hotelitos con encanto. Son viejas casas señoriales, ubicadas en las tortuosas calles de la Medina, con poquitas habitaciones, y restauradas y reconvertidas en coquetonas casas de hospedaje.

Gracias a una buena amiga, yo me quedé con el Dar el Qadi, con una buena página web y cuyo propietario es un arquitecto holandés, Quentin Wilbaux, que incluso ha diseñado parte del mobiliario.

Esta casa perteneció a un astrónomo y nosotros optamos por alojarnos en una de sus habitaciones personales, la Douiria, cuyo salón presidía un precioso lucernario octogonal, fácil de abrir mediante un ingenioso sistema de poleas.

Los desayunos eran copiosos, buen servicio y limpieza y las amas de llaves siempre estaban dispuestas a recibirnos con un té marroquí. Hasta tuvimos ocasión de degustar una fantástica cena "sur demande" a la luz de las velas, aquí la veis en la segunda foto, mmmhh, qué buena estaba... XD.


Curioso era que en medio de todo el escándalo del zoco y la Medina, dentro de los muros del riad sólo se oyesen los pájaros y los muecines cantando sus jaculatorias. La más absoluta paz...

4 comentarios:

  1. qué preciosidad de sitio! le tengo unas ganas a Marrakech!!
    un saludo,
    elena

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  2. Fatimata, qué lugar tan increíble!!!! Me encanta, me encanta! El estilo marroquí es de mis favoritos. En verdad hermoso!

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  3. precioso!!! con tu permiso me guardo la dirección...
    un abrazo,Olga

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  4. jaja, si lo vierais por fuera... no se adivina para nada lo que hay dentro. Por fuera todo son callejones estrechos y tortuosos, y la primera vez que te llevan hasta el riad, todo son suspicacias y recelos porque no sabes si realmente te están conduciendo bien o te están engañando. Así la sorpresa es mayor y muy gratificante.

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Dime, dime...

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