Hace unos días, paseando por el barrio de la Xerea en Valencia, me encontré esta medianera en la calle Conde de Montornés.
No sé si el autor del graffiti hacía referencia al libro de Françoise Sagan con este título, pero a mí, seguramente por deformación profesional, me recordó a la célebre fachada de Berlín.
En Schlesische Strasse 7, luce este sobrio edificio de viviendas (1980-84) del arquitecto portugués Álvaro Siza, que fuera premio Pritzker en 1992. Enmarcado en la Exposición de Desarrollo Urbano (IBA) de Berlin que promueve la construcción de barrios de viviendas sociales, este edificio, más que por su estética, saltó a la fama por el rótulo que se lee en el remate de su fachada en esquina.
Cuenta Siza en una entrevista, "que el enigmático mensaje fue realizado de forma clandestina. Al parecer, con el edificio prácticamente terminado, un grupo de ultraderecha alemán (suponen que con algún apoyo interno dentro de la obra) había realizado la pintada como protesta contra la inmigración turca a la que estaban destinadas muchas de las edificaciones del IBA (en el cartel invierten el grafismo de la 'j' y la 's', intentando recalcar la incultura de los emigrantes). La irritación de Siza al ver su obra manchada con este insulto a su trabajo y a sus ideas fue mayúscula. Pensó en soluciones para arreglar el desaguisado, pero ante las limitaciones presupuestarias del proyecto, tuvo que decidir dejarlo tal y como había quedado.
El graffiti apareció publicado en la portada de todas las revistas de arquitectura y se convirtió rápida y sorpresivamente en un símbolo del IBA, de Berlín y del propio arquitecto.
Ahora, la gente conoce el edificio por el nombre de la pintada y ha pasado a formar parte de la memoria y la historia de la ciudad y la arquitectura."
Estas anécdotas hacen que merezca la pena practicar un tipo de turismo alternativo que se sale de las rutas típicas y tópicas, de manera que la re-visita a un lugar nunca resulta algo gratuito, rutinario y repetitivo. Siempre hay algo nuevo por descubrir.